Excusas de jugadores durante 11 años
En la anterior entrada os decía que en Senegal las cosas estaban mal pero a la mínima oportunidad que los africanos disponían de medios, intentaban aprovechar. Ahora voy a destacar unas situaciones que me han ocurrido como entrenador durante 11 años y medio y que resultan muy curiosas:
– Hay un jugador que llega a las pruebas de junio y dice que se queda en el equipo. Le cuentas los horarios de entrenamiento y los días de partido y los acepta. El 2 de septiembre te comenta que se apuntará a clases particulares y que fallará en uno de los tres días de entrenamiento. Lo peor de todo es que las mete y te callas. Otro que no las mete cuando llega un fin de semana determinado te dice tres días antes que no va al partido porque se va a ver a su cuñado que juega en la ACB (verdad).
– Si el jugador tiene actividades extraescolares como música o inglés y el sábado le coincide algo, las posibilidades de que no vaya al partido son muy altas.
– Y como le castiguen sus padres… lo primero es dejarle sin baloncesto.
– ¿Y si hay puente vacacional pero se juega una jornada de liga? Se va de puente. Uno con 20 años se inventó el año pasado el puente de la Semana Blanca…
– Otro tema que se me olvidaba: si hay cumpleaños familiar o de un amigo, es muy probable que te diga que no irá al entrenamiento. Cuando yo estaba en Parla pusimos aposta un partido un jueves y tres días antes nos dijo un jugador clave (y por el que se ideó el amistoso) que no podía acudir porque su familia celebraba un cumpleaños. Le obligamos a asistir pero perdimos de 26.
– Hace un tiempo escuché una excusa insostenible: “Carlos, no puedo ir a entrenar porque estoy en Madrid con los amigos y no he podido/querido coger el tren. Es una pena volverme tan pronto, además”. ¿Qué haces tras recibir este mensaje si sabes que no tendrás ni 5 en el entrenamiento?
– Lo que me ha hecho siempre más gracia ha sido echar la charla a los 5 que han ido a entrenar por la ausencia de los compañeros y luego a los dos días no tienes a ninguno de esos 5 y tienes que abroncar a otros 5 ó 6 diferentes. Recuerdo muy especialmente esta conversación hace dos años en Parla. “Joder, me acaba de avisar Fulanito con 5 minutos de antelación al entrenamiento de que no va a venir porque tiene mucho que hacer. ¿Tú te crees, Benganito, que así podemos ir a algún sitio? Hoy no seremos 10 tampoco y no practicaremos un 5×5 de partido. Me lo podría haber avisado antes”, le digo. “Ya… Es que yo no estaré el fin de semana porque me voy a ver a mi hermano que juega en Madrid y llevo un tiempo sin verle. No te lo había dicho antes”, me respondió. Mi cara entonces fue un poema.