Mi pequeño homenaje a nuestra querida Pilar Lahuerta

Academia

Ésta es una de las aulas de la Academia Lahuerta Sisters, un lugar donde me crié desde los 7 años hasta que a los 21 terminó mi relación como alumno/profesor (sí, fue profesor de inglés allí desde los 16 hasta los 21, una experiencia impresionante). Aprendí valores, profesionalidad, seriedad, motivación y, sobre todo, amor por el inglés. Hubo varias personas que me inculcaron esa pasión por ese idioma que dominé bien hasta esos 21 (ahora ya tengo alguna que otra laguna por la falta de práctica diaria). Una de ellas fue Angelines, la directora que me otorgó una fabulosa ocasión para formarme como persona y como trabajador. Otra fue Manolo, su hijo, que me transmitió la dedicación por ser mejor cada día en mis dedicaciones. Y cómo no, otra fue Pilar, la hermana de Angelines y cofundadora de este centro educativo que lleva en Aranjuez desde 1959 enseñando ese idioma británico. La pena para todos los que teníamos un gran aprecio por ella es que falleció en abril. No me enteré de esa triste noticia a tiempo y la familia me invitó a una celebración religiosa y con amigos de ella ayer viernes. A esta cita acudí agradecido a la familia, pero sobre todo en agradecimiento eterno al destino por haber conocido a Pilar Lahuerta.
Era muy conocida en Aranjuez. Vivió siempre la vida al 100% y eso es algo que nunca se debe dejar atrás. Recuerdo sus clases en los niveles avanzados, con su mirada penetrante y seria que escondía una gran humanidad y una simpatía a raudales. ¡Ojo lo que nos exigía! Buscaba nuestra excelencia. Para eso íbamos a la academia: para ser muy buenos.
«¡Charlie, come here!» me gritaba con esa voz ronca tan característica. Entonces le daba dos besos y hablaba con ella en ese idioma. Se aprendía muchísimo de cada clase, una verdadera conferencia magistral al aportar detalles muy específicos con ese acento inglés tan magnífico. No se me olvidará el «Red Book» en el que aprendíamos la gramática más complicada del inglés y la cual se sabía Pilar como si fuera un credo. Fue una persona imprescindible en mis primeros años como trabajador y su sola presencia inundaba de optimismo y de color a los días grises.
En definitiva, Pilar, como dijo tu hermana Angelines, como sé que estarás viendo esto, te mando un beso y espero que este pequeño homenaje sirva como demostración de lo mucho que te apreciaba un alumno y una persona como yo.